Todo lo que debes saber sobre los diferentes tipos de tejidos para cortinas
Elegir el tejido adecuado para tus cortinas es clave no solo para complementar la estética de tus espacios, sino también para garantizar confort, durabilidad y un desempeño técnico óptimo. Desde el control de luz y la regulación térmica hasta la conservación del mobiliario y la mejora de la calidad del aire, cada material aporta propiedades únicas que marcan la diferencia.
En esta guía detallada de Disprodec descubrirás por qué la elección del tejido es fundamental, cómo seleccionar la opción ideal según la luz y el ambiente, cuáles son los tipos más comunes y qué beneficios estéticos y funcionales ofrece cada uno. ¡No dejes de leer!
¿Por qué es importante elegir bien el tejido de una cortina?
Seleccionar con cuidado la tela de tu cortina te da la posibilidad de garantizar:
Salud y calidad del aire interior: algunos tejidos incorporan tratamientos antialérgicos o antimicrobianos que reducen la proliferación de hongos y ácaros. En dormitorios infantiles o espacios donde hay mascotas, un poliéster con recubrimiento hipoalergénico puede minimizar síntomas de alergia, mejorando la respiración y el descanso.
Regulación de humedad y confort higrotérmico: fibras naturales como el lino o mezclas con viscosa ayudan a absorber el exceso de humedad en climas cálidos, evitando sensación pegajosa en la piel. En zonas costeras de elevada humedad relativa, este “efecto esponja” contribuye a un ambiente más agradable sin alterar la ventilación.
Seguridad: en proyectos corporativos, hotelería o espacios públicos, es obligatorio usar tejidos ignífugos certificados. Estas telas, normalmente compuestas por mezcla de poliéster y retardantes de llama, reducen la propagación del fuego y cumplen regulaciones locales, protegiendo tanto a las personas como al inmueble.
Experiencia sensorial y tacto: la textura de la tela crea una “atmósfera táctil”: el terciopelo aporta calidez al tacto y refuerza la sensación de lujo, mientras que un voile suave genera ligereza y movimiento al viento. En un salón de reuniones, un acabado ligeramente rugoso puede transmitir robustez y solidez; en cambio, un satén sedoso en un vestidor evoca elegancia y delicadeza.
Impacto medioambiental y sostenibilidad: tejidos certificados como OEKO-TEX® o GRS (Global Recycled Standard) garantizan procesos libres de químicos tóxicos y respaldo ecológico. Elegir cortinas de algodón orgánico o poliéster reciclado no solo reduce tu huella ambiental, sino que aporta valor de marca si gestionas un espacio de atención al público, al comunicar un compromiso real con el planeta.
Flexibilidad de diseño y personalización: algunos tejidos permiten tintes especiales, efectos degradé o estampados digitales de alta resolución. Para espacios comerciales o showrooms, esta capacidad facilita incorporar logotipos o gráficos integrados en la cortina, logrando un elemento decorativo y publicitario al mismo tiempo.
Costos a largo plazo y mantenimiento: no todos los materiales envejecen igual. Un lino puro puede encogerse hasta un 5% tras el primer lavado, mientras que un poliéster de alta tenacidad mantiene su forma intacta tras decenas de ciclos lavables en casa. Evaluar el ciclo de vida del tejido y su tipo de limpieza (en seco, lavable o lavado a máquina) evita gastos imprevistos y reemplazos prematuros.
¿Cómo elegir el tejido ideal según el espacio y la entrada de luz?
Cada ambiente de tu hogar o proyecto tiene un carácter y una exigencia lumínica distinta. Escoger el tejido correcto significa aprovechar al máximo la luz natural disponible, reducir deslumbramientos molestos y resaltar la atmósfera que deseas crear. A continuación, te proponemos algunos criterios específicos para que tu decisión sea técnica y acertada:
Nivel de difusión frente a luz directa
Si una ventana recibe sol mañanero suave, un tejido semitransparente con trama abierta (voile estructurado, gasa técnica) creará una luz difusa y homogénea, ideal para un rincón de lectura o un estudio de arte. Para ventanas expuestas al sol pleno, opta por telas con recubrimiento reflectante en dorado o blanco para rebotar gran parte de la radiación sin oscurecer el espacio.
Relación entre gramaje y caída
Un tejido de peso ligero (120–180 g/m²) facilita pliegues naturales y es perfecto en espacios donde buscas ligereza visual (por ejemplo, living minimalistas). En contraste, telas de gramaje medio-alto (250–350 g/m²) proporcionan líneas definidas y tupidas, recomendables en salones formales o bibliotecas donde la estructura importa tanto como el color.
Compatibilidad con fuentes de luz artificial
En estancias con lámparas cálidas, con bombillas incandescentes o LED de tono ámbar, las telas blancas puestas muy densas pueden verse amarillentas al caer la noche. Un tejido con sutil tinte gris perla o beige claro equilibrará mejor la luz cálida, evitando que el contraste sea chocante y manteniendo la estética intacta.
Patrones y control de reflejos
Para ventanales frente a pantallas (televisores, monitores), evita tejidos con hilos metálicos o brillos satinados que generen reflejos molestos. En su lugar, selecciona telas mate con estampados microgeométricos que rompan la incidencia directa de luz y reduzcan el resplandor.
Respuesta a cambios climáticos estacionales
En climas con climas diversos (sol intenso y luego lluvias), considera combinar dos capas: una interna de poliéster técnico para bloquear calor, y una externa de lino ligero que puedas retirar en momentos más templados. Así, adaptarás la protección solar según la estación sin necesidad de instalar nuevas cortinas.
Integración con ventilación cruzada
Si tu espacio aprovecha corrientes de aire natural, elige tejidos que no ofrezcan demasiada resistencia al viento, por ejemplo, telas en mezcla de algodón 50/50 con poliéster, de modo que se muevan ligeramente con la brisa y ayuden a renovar el aire sin enredos ni desgarros.
Consideraciones de color bajo diferentes intensidades
Un gris perla en una habitación con poca luz puede verse apagado; en cambio, bajo sol intenso se tornará casi blanco. Para espacios con fluctuaciones lumínicas extremas, prueba muestras de tela en distintos momentos del día antes de decidirte: pequeños metros de prueba te evitan sorpresas de tono.
Requisitos de limpieza según suciedad ambiental
En plantas bajas o cerca de zonas ajardinadas, donde el polvo y el polen son constantes, opta por tejidos con acabado antimanchas o recubrimiento repelente de partículas. En ambientes controlados (interiores sin ventanas abiertas), puedes permitir telas más delicadas y naturales.
Cada tejido aporta características únicas en términos de textura, funcionalidad y resistencia. Conocer estas opciones te permitirá elegir con precisión según el estilo de tu espacio y los requerimientos técnicos que necesites:
Voile
Imagen tomada de Mercado Libre
Un tejido ligero y semitransparente, elaborado generalmente en poliéster o mezcla de poliéster-algodón (gramaje 60–100 g/m²). Su trama abierta difunde la luz de manera uniforme, creando un ambiente suave y etéreo.
Usos: ideal para capas internas bajo cortinas pesadas, recibidores, salones con luz natural abundante donde quieras evitar el deslumbramiento.
Cuidados: lavable a máquina con ciclo delicado; se seca rápido y no requiere planchado estricto; conviene colgar húmedo para evitar marcas de pinzas.
Ventaja extra: al ser tan ligero, genera un movimiento sutil con corrientes de aire, aportando dinamismo a espacios amplios.
Terciopelo
Imagen tomada de Ebay
Tela natural (algodón/seda) o sintética (poliéster/viscosa), con gramaje medio-alto (280–450 g/m²). Ofrece una caída densa y un reflejo de luz muy suave que exalta la intensidad de colores.
Usos: perfecto en dormitorios principales, salas formales o uno de home theater, donde aportas lujo y refuerzo acústico.
Cuidados: requiere aspirado puntual o limpieza en seco; bajo humidificación controlada mantiene su textura; evita la luz solar directa prolongada para prevenir marcas.
Ventaja extra: sus finos filamentos retienen aire, mejorando el aislamiento térmico hasta en un 15 % y amortiguando ruidos.
Compuesto por una capa decorativa (poliéster/textil), un núcleo opaco y, en muchos casos, un respaldo aluminizado. Gramaje típico 250–350 g/m². Bloquea el 100 % de la luz y refleja hasta el 85 % de la radiación térmica.
Usos: dormitorios orientados al oeste o sur, home cinemas, oficinas de turnos matutinos, hoteles.
Cuidados: se pueden limpiar con paño húmedo; admite ciclo suave en lavadora según recomendación del fabricante; al ser más rígido, conviene secar extendido para preservar la planicidad.
Ventaja extra: reduce hasta 30 % el consumo de aire acondicionado en zonas cálidas y elimina el resplandor sobre pantallas.
Lino
Imagen tomada de Temu
Fibra natural de gramaje medio (180–250 g/m²), con textura ligeramente irregular que aporta calidez y frescura. La capacidad higroscópica de este tipo de cortina equilibra la humedad ambiental.
Usos: comedores, estudios creativos, espacios de descanso en climas templados; combina perfectamente en un esquema natural o nórdico.
Cuidados: limpieza preferible en seco o lavado suave a baja temperatura; tiende a arrugarse, aunque muchas veces esto se acepta como parte de su estilo orgánico.
Ventaja extra: regula la humedad al absorber hasta un 8 % de su peso en vapor, liberándolo cuando el aire se seca.
Algodón
Imagen tomada de Sophie Store Perú
Fibra natural muy versátil, con gramaje variable (120–300 g/m²). Tiene excelente transpirabilidad y tacto cálido. Su caída es más estructurada que el voile pero más suave que el lino.
Usos: como cortinas para salade estar familiares, dormitorios, habitaciones infantiles; combina con estampados y tintes naturales.
Cuidados: lavable en casa y resistente al desgaste; puede encoger un 3 %–5 % al primer lavado, por lo que se recomienda prelavado industrial o elegir mezclas con poliéster para mayor estabilidad.
Ventaja extra: admite gran variedad de acabados (teñido reactivo, pigmento, impresión digital) y es biodegradable al final de su vida útil.
Ventajas estéticas y funcionales de cada tipo de tela
Además de las características clave que te acabamos de compartir sobre estos seis tipos de materiales para cortinas más comunes, otras de sus ventajas giran en torno a dos aspectos: estética y funcionalidad. Descubre qué ofrece cada estilo de material a continuación:
Voile
Estética: su ligereza crea un efecto diáfano que realza la luminosidad del espacio. Al caer en suaves pliegues, aporta movimiento y delicadeza, ideal para salones y recibidores donde quieras enfatizar amplitud y fluidez visual.
Funcional: con un gramaje de apenas 60–100 g/m², su malla semitransparente difunde la luz de forma homogénea, reduciendo hasta un 15 % de deslumbramiento en ventanas orientadas al este sin bloquear totalmente la vista. Además, al ser tejido de poliéster, seca rápido tras el lavado y se mantiene sin manchas tras más de 20 ciclos de limpieza.
Terciopelo
Estética: gracias a su superficie de pelo cortado, refleja la luz de forma suave y crea profundidades de color intensas. En dormitorios principales o salas formales, aporta un aire de sofisticación clásica y escenografía teatral.
Funcional: su estructura retiene aire entre los filamentos, mejorando el aislamiento térmico hasta en un 15% comparado con tejidos planos. En espacios ruidosos, atenúa el sonido al absorber frecuencias medias y altas, reduciendo la reverberación en hasta 10 dB.
Blackout multicapa
Estética: disponible en acabados mate y con ligero brillo satinado, se integra sin esfuerzo en paletas de colores neutros o vibrantes. Aporta líneas limpias y un aspecto sólido que distingue dormitorios y home cinemas.
Funcional: con núcleo opaco y respaldo aluminizado, bloquea el 100% de la luz y refleja más de un 80% de la radiación térmica. En habitaciones con orientación oeste, puede disminuir la temperatura interior en hasta 6 °C durante las horas pico de sol vespertino, optimizando el rendimiento de sistemas de climatización.
Lino
Estética: su textura natural y gramaje medio (180–250 g/m²) aportan un look orgánico y artesanal. Los pliegues irregulares son parte de su encanto, otorgando un carácter relajado y atemporal a comedores y estudios creativos.
Funcional: la fibra de lino absorbe hasta un 8% de humedad ambiental, regulando el microclima y reduciendo la sensación de bochorno. Es transpirable y, aunque tiende a arrugarse, este rasgo se valora como parte de su estilo autóctono.
Algodón
Estética: versátil y disponible en una amplia gama de colores y estampados, permite diseños personalizados que van desde lo rústico hasta lo contemporáneo. Su caída equilibrada evita volúmenes excesivos y facilita combinaciones con cenefas o borlas.
Funcional: con gramajes de 120–300 g/m², ofrece buena resistencia al desgaste y soporta lavados domésticos frecuentes. Un algodón prelavado puede encoger menos del 3% en el primer lavado, garantizando estabilidad dimensional y ahorro en reposiciones.
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Medición profesional: nuestros técnicos realizan tomas de medida precisas, garantizando un ajuste perfecto y evitando filtraciones de luz o desalineaciones.
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